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#35: "Agente, mire; ¡es que yo soy de Neiva!".

Octubre 2006. Yo venía en el carro por toda la 15, a eso de las 4:30 PM. El semáforo de la 100 me tocó en rojo y quedé de primero en la fila. De repente, un aguacate de tránsito se cruza la glorieta entre los carros, acercándose hacia mí. “¿Y aquí qué vergas?”, me dije.

El semáforo no había cambiado, y efectivamente, el tombo se me acercó y me golpeó el vidrio. Yo lo bajé: “dígame agente”. “Señor, me da pena con usté pero usté está en pico y placa”. “Agente, ¡yo tengo entendido que es de 5 PM a 8 PM!”, le contesté. “No’eñor, el pico y placa ahora es desde las 4, sálgase de la vía pa’ ponerle su comparendo”. “¡¡¡Argh!!! ¡¡¡Jue’ puta!!!”, grité pa’ mis adentros.

Entonces, empecinado en que el hijo de puta estaba equivocado y me la quería montar, le dije: “agente, me da pena con usté pero voy a llamar al tránsito a rectificar”. Marqué, me contestaron, y efectivamente, el hijo de las mil putas de pico y placa lo habían cambiado, y yo, orondo, no me había dado cuenta.

Entonces empecé a tratar de voltearlo (no sobornarlo; tengo un fuertísimo sentido del deber). Me percaté que justo por el andén en el que el tombo me había hecho subir, había un parqueadero: “agente, mire, colabóreme; déjeme meter el carro a este parqueadero. Yo parqueo ahí y escampo el pico y placa y listo”. El hijo de puta no cedía.

Yo le insistía: “agente, de verdad; yo acepto el error pero mire que estamos enfrente de este parqueadero; déjeme yo meto el carro ahí”. Nada, el man quería plata pero yo no se la iba a dar.  

Entonces, le metí esta: “hermano, mire, yo no sabía del cambio del pico y placa porque yo soy de Neiva”, le dije. “Mire la placa”, dije señalando la NVS 144, natural de la hermosa capital del Huila.

El man, que a esa altura estaba sacando su agenda, esfero y hasta pa’l putas pa’ partírmela, levantó la cara, miró la placa y me preguntó: “¿de dónde me dijo que es el señor?”. “De Neiva, jefe; yo soy de Neiva y estoy acá haciendo unas vueltas”.

Entonces el tombo cambia totalmente su expresión y en severendo giro me espeta la siguiente frase, con el más solfeado de los acentos: “¡¡¡uyyy amijtá!!! ¡¡¡No me salga ujté con esaj manooo!!! ¡¡¡Puej yo también joy de Neeeeivaaaa!!!”. Yo, mi querido lector, me fui pero de culo. Entonces, por obvias razones, aprovecho y saco a flote toda mi “opitanidad”: “¡¡¡Weeepa cuñao!!! ¡¡¡Buen primor!!! ¡¡¡Dígamen eso!!!”. 

El opita me da la mano y continúa: “¿y ujté onde vive amistá?”. “¡Nooo cuñao'! ¡Yo vivo ahí en Tamarindoooj! ¡Detraj del Ésito (Éxito)!”. “¡Jajajaja! ¡Uyyy cuñao’! ¡Pero qué tal la chiripa (coincidencia)! ¡Yo vivo ahí en Laj Granjaaaj! (un barrio contiguo)”, dijo él. Yo estaba tieso como una tapia. 

Y entonces, el amable paisano me dicta la sentencia: “lijto cuñao’ ¿toncej sabe qué máj bien? Meta la nave ahí en el parqueadero y quédeje ahí quietiiiiico mientraj pasa el pico y placa ¿oyó? ¡¡¡¡Y puej cualquier cosa noj vemoj en la tierrita!!!!”.

Eh Ave María... Muy cierto lo que me dijo un amigo extranjero alguna vez: “¡mate! It’s incredible but, wherever I go in this world, ¡there’s always a fucking guy from Neiva!”. En otras: “¡Parce! Es increíble pero a toda parte del mundo que voy, ¡siempre hay un hijo de puta opita!”.

¡Juzguen ustedes!