La muerte de los dos hinchas de la que
tanto hablan los medios de comunicación, que como siempre magnifican uno o dos
hechos y dramatizan todo, nunca sin dar putas cifras de cuántos ataques son
reportados en los estadios, pues es una gonorrea. Y no voy a ahondar en lo que
todos ustedes, queridos lectores, han leído, visto o ya saben, sino que les voy
a plantear por qué vergas pasa eso. Y se llama PASIÓN.
Y no hablo de la pasión del fútbol, por una camiseta o por 11 hijue’putas en una cancha, sino la pasión de TODA la sociedad.
Qué ironía ver cómo en este país, la gente es ORGULLOSA de ser APASIONADA; o sea, tras de cotudos, con paperas… y entre más apasionados son, más orgullo les da. ¡Pfff! Malparidos… nadie, pero es que ningún hijue’ puta se pellizca que la pasión así, desbordada, por la cual todos se sienten orgullosos y que les hincha el pecho y las pelotas, es dañina, nociva, y como queda comprobado con estos hechos, MATA gente.
La pasión futbolística es la punta del iceberg, como dice la frase; es apenas un pedacito de la pasión enfermiza de 45 millones de hijue’ putas enfermos, poseídos por la pasión en todo, y que creen que deben estar orgullosos por ello: pasión en el trabajo, en la casa, al culiar, al beber, al celebrar, al hablar, al darse en la jeta. Pues déjenme decirles que les toca que le bajen a la pasión en todo, salvajes: no todo es güevas, no todo es corazón hinchado y CEGADO por la intensidad de las emociones.
A eso hay que meterle cerebro, sesos, autocontrol. Ninguna pasión debería ser motivo de orgullo.
Y de esta pasión futbolística aberrada, ya en el terreno de juego, son responsables todos estos fundamentalistas de la pasión: los comentaristas, los periodistas, los medios, el hijue’ puta Gol Caracol. Todos esos hijue’ putas que no hacen sino hablar de la Selección y del fútbol con pasión enfermiza, anodina, incendiaria: cuando juega el equipo de Pékerman, no hay otras noticias, las transmisiones arrancan 6 horas antes, la hijue’ puta gente se vuelve loca…
Y no es que esté en contra de la alegría del fútbol ni mucho menos; solo los invito a que miren que todos esos comportamientos apasionados, llenos de candor, ardor y absoluta obsesión, han hecho que varios, varios salgan quemados.
Los goles no se cantan como en cualquier otra puta parte del mundo sino así: “¡¡¡GOOOOOOOOOL DE MI COLOMBIAAAAAA HERMOSAAAAAA!!! ¡¡¡COMOOOO LE PEGASTE A ESA PELOTA COLOMBIAAAAANOOOOOO ARRRRGGGGGHHHHHH PTTTFFFFRRRRFFFFFFF!!!” Y le salen babas y más babas de pasión a ese hijue’ puta de Javier Hernández. ¿Ven?
Bájenle, sean felices, pero dejen el tufo, la guacherna, la embriaguez, la
rasca, la balurdada. Por eso es que todos esos hijue’ putas animales que van a
los estadios salen embazucados a apuñalar gente, sólo porque su equipo ganó o
perdió… Todo por la PASIÓN del fútbol.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por opinar, pero no como en El Tiempo.com: