Mientras mi papá
hizo remodelar la casa donde actualmente vive con mi mamá en Neiva, y siendo
tan sólo una familia de tres, nos pasamos a una habitación de una casa vecina
dentro del mismo conjunto. Estoy hablando como de abril del 95, tenía yo 12
años. A mí me tocaba
dormir en el piso en una colchoneta, y mis papás, en la cama de ellos.
Una noche, caliente como un puto horno de barro, yo no podía dormir. Me revolcaba como un marica, me quitaba la pijama, me la volvía a poner, me rascaba la verga, se me metían los bóxers por el culo, me sudaba la nuca, me paraba a mear. Estaba desesperado. Miré el reloj: 11:30 PM. “Qué mierda”.
Pasados unos 20 minutos, y ya casi a punto de dormir, yo empecé a escuchar un sonidito bien rarito dentro de la habitación. Era como un “¡frrrrrrrrrpt!”. “¿Qué vergas?” pensé yo. No le puse más cuidado, pero al ratico, otra vez: “¡frrrrrrrrrrpt!”. Yo abrí el ojo. “¡frrrrrrrrrrrrrpt!”, sonaba cada tanto… “¡frrrrrrrrrrpt!”… Así, por un buen rato.
Acostado boca arriba, inspeccionando con mis ojos la perpetua oscuridad, tapándome con la sábana hasta los hombros y escuchando el ruidito, sentí, de repente, que el hijo de puta “¡frrrrrpt!” aterrizaba en toda mi cara. “¡¡¡¡¡¡¡¡SETENTA HIJUE’ PUTAAAAAAA!!!!!!!!!” grité yo mientras aleteaba y me contorsionaba como una completa marica tratándome de quitar el espantoso cuerpo extraño de encima.
“¡¡¡¡¡¡¡¡¡PERO QUÉ MIERDAS LE PASA CRISTIAN!!!!!!!!”, gritó mi papá mientras yo prendía la luz. “¡¡¡¡¡¡¡¡¡ME CAYÓ UNA MIERDAAAA EN LA CAARAAAA!!!!!!!!”, le respondí el triple de indignado. El man se levantó y de un solo chancletazo despachó lo que yo no podía acreditar con mis ojos: una carrasposa, voladora y acuerpada CUCARACHA. ¡¡¡¡ÉCHESE A DORMIR A VER!!!!!”, dijo después.
Me metí de nuevo en la colchoneta. Era dormir, o dormir. Me tapé todo el cuerpo con la sábana (¡en Neiva!), cerré mis ojitos y me traté de relajar. Todo, mi querido lector, hasta que, de repente, 10 minutos después y desde la esquina opuesta del cuarto escuché de nuevo el sonidito del terror: “¡frrrrrrrrrrpt!”. “HIJO DE LAS MILLONES Y TRILLONES DE PUTAS……………”, dije en mi cabeza mientras mi escroto se encogía y me quedaba como una pasa.
Yo sólo pensaba: “¿PERO QUÉ PUTAS HE HECHO YO PARA MERECER ESTO? ¿QUÉ ES ESTA MIERDA? ¿POR QUÉ OTRA VEZ?”. “¡frrrrrrrrrpt!”. “YO QUIERO DORMIR, DIOS MÍO, POR QUÉ A MÍ?”. “¡frrrrrrrrrrpt!”. “MAÑANA TENGO QUE MADRUGAR, QUÉ MALDITA CAGADA”. “¡frrrrrrrrrrpt!”. Hasta que de nuevo, un hijo de puta “¡frrrrrrrrrrpt!”, volvió a caerme encima.
“¡¡¡¡¡¡¡¡¡AAAAAAAAAAAARRRRRRRRRRGGGGGGGGGHHHHHHHHH!!!!!!!!!!”, grité yo mientras me paraba y aleteaba de nuevo como un maricón con el asqueroso dictióptero enredado entre la sábana y mi cuerpo.
“¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡PEROOOO
CUÁL ES SU MARICADA CRISTIAN FABIÁAAAAAN!!!!!!!! ¿¿¿¿¡¡¡¡SE EMPENDEJÓ O
QUÉ!!!!????”, grito el truhán insensible de mi papá que, al no haber recibido
ningún aterrizaje de cucaracha, no entendía mi persecución. “¡¡¡¡¡¡PUES UNA
JIJUE’ PUTA CUCARACHA OTRA VEEEEEZ!!!!! ¡¡¡¡Y NI MIERDAAAA!!!! ¡¡¡¡YO NO ME
DUERMO HASTA SOLUCIONAR ESTA PUTADAAAA!!!!!!”, grité yo muy, muy indignado.
Mi amorosa madre, entonces, entró en la situación: “Mijito, pues solucionemos esto porque entonces nadie va a poder dormir”, le dijo a mi papá.
Entonces nos hemos parado los tres, en familia, a ver de dónde putas era que salían las asquerosas cucarachas. Yo miré hacia el techo, y ahí, mi querido fanático de Pero No se Me Delique, se me enjuertaron los miaos del espanto: había un roto en el machimbre (techo de madera) desde donde toda una flotilla asquerosa de Blatta Orientalis se desprendía en ruidoso vuelo hacia la habitación. “¡frrrrrrrrrrpt!”, “¡frrrrrrrrrrrpt!”, “¡frrrrrrrrrrrrpt!”, “¡frrrrrrrrrrrpt!”, “¡frrrrrrrrrrrpt!” y más “¡frrrrrrrrrrrrpt!”, caía del techo. Las alas les brillaban a la luz del bombillo.
Sin exagerar, puedo hablar de unas 15 cucarachas (¿qué? ¿Muy poquitas?).
Pasamos una noche una gonorrea, en vilo, matando cucarachas y tratando de tapar el huequito por donde las hijue’ putas que no se lanzaban, se asomaban con medio torso esbelto hacia afuera para burlarse de nuestra desgracia. Una putada, una aberración, una completa mierda. Pa’ ese chiste nos quedábamos a dormir en la casa en obra…
Así que, hoy en día, mis queridos, ojo con el “¡frrrrrpt!” en tierra caliente. Es el grito de guerra de una pesadilla “bichóptera” a punto de estallar. Un abrazo a todos y recuerden: “¡frrrrrpt!”, “¡frrrrrpt!”.
“¡frrrrrpt!”.
“¡frrrrrpt!”.
Cristian Fabian :P esta historia está muy chistosa y las cucarachas definitivamente son una ceba, yo les tengo terror. Jajaja me hizo reir, que mala noche!!!
ResponderEliminarESTOY REVENTADO DE RISAAAAA !!!!!!! ME ALEGRO LA MAÑANA
ResponderEliminarME PASO LO MISMO PERO CON CHISVILAS
YO SENTIA UN FRESQUITO EN MI CARA Y ERA BATMAN EN PERSONA QUE ME QUERIA CHUPAR