Marica,
de verdad, ni por las pequeñitas y santísimas pelotitas del Divino Niño, vayan
a cine en Neiva. Desde
los años del Teatro Pigoanza y el Cinema La Gaitana, ir a cine allá ha sido el
plan más Neisseria Gonorrhoeae de la vida, pelaos, de verdad.
Por allá a mediados de
los 90, recuerdo tanto esa vez cuando fui con una noviecilla. Desde la silla de
uno (en toda la mitad del teatro) se veía destellar cualquier cantidad de objetos en severendo vuelo desde la última hacia las primeras filas: monedas, vasos
hasta la mitad de gaseosa, gargajos y hasta Bocatos.
Ratas caían de los
techos. A una señora que estaba viendo “El Mártir del Calvario” (ladrilludísimo
filme de Semana Santa) le cayeron dos descomunales roedores tamaño Labrador en
su lecho: “¡¡hijue’ puta!! ¡¡Hijue’ puta!!”, gritaba, mientras le lanzaba una
de las horrendas criaturas a otra fulana que estaba al lado. Al final, como
cinco cristianos terminaron jugando “Tingo-Tango” con la bestia.
Aunque hoy en día la vaina ha cambiado con eso de Cinemark y la cosa, la gente sigue comportándose como una horda de macacos.
El año pasado fui a verme “Actividad Paranormal 3”. Entré a las 11 pm esperando dejar mis pelotillas en la silla del teatro, pero qué va.
En la película, cuando la hija de seis años era golpeada espantosamente contra el mobiliario de la escena, ¡el careguayo al lado mío se carcajeaba!: “¡Jajajajaja! ¡Faiber! ¡Faiber! ¿Jí pilló como levantaron a la güipa? ¡Ejo la cogieron y juuummm! ¡Pa’l techo! ¡Jajajajajaja!”.
A mi derecha, dos cagonas con Blackberry se abrazaban y se retorcían de la risa como dos ardillitas empericadas, cuando salía el espanto en la pantalla: “¡Jijiji! ¡Jijiji! ¡Jijiji! ¡Jijiji! ¡Jijiji! ¡Jijiji! ¡Jijiji! ¡Jijiji!”. Celulares sonaban, los macacos contestaban: “¡ole! ¿Toj qué? (“¿Entonces qué?”) ¿Qué baaaj? Aquí en el jine viendo la película ¿y ujté quéj? ¿Qué baaaj?”.
Un maldito cagoncito se la pasó pataleando y tirándole papitas a la gente. El pequeño filisteo trituraba el paquete, sacaba la manotadita de boronas y las tiraba dos filas hacia abajo. Luego cogía a patadas a la mamá, se le colgaba del pelo, y cuando caía, salía corriendo por las escaleras haciendo más lluvia de papitas. Un futuro hijo de puta.
Aunque hoy en día la vaina ha cambiado con eso de Cinemark y la cosa, la gente sigue comportándose como una horda de macacos.
El año pasado fui a verme “Actividad Paranormal 3”. Entré a las 11 pm esperando dejar mis pelotillas en la silla del teatro, pero qué va.
En la película, cuando la hija de seis años era golpeada espantosamente contra el mobiliario de la escena, ¡el careguayo al lado mío se carcajeaba!: “¡Jajajajaja! ¡Faiber! ¡Faiber! ¿Jí pilló como levantaron a la güipa? ¡Ejo la cogieron y juuummm! ¡Pa’l techo! ¡Jajajajajaja!”.
A mi derecha, dos cagonas con Blackberry se abrazaban y se retorcían de la risa como dos ardillitas empericadas, cuando salía el espanto en la pantalla: “¡Jijiji! ¡Jijiji! ¡Jijiji! ¡Jijiji! ¡Jijiji! ¡Jijiji! ¡Jijiji! ¡Jijiji!”. Celulares sonaban, los macacos contestaban: “¡ole! ¿Toj qué? (“¿Entonces qué?”) ¿Qué baaaj? Aquí en el jine viendo la película ¿y ujté quéj? ¿Qué baaaj?”.
Un maldito cagoncito se la pasó pataleando y tirándole papitas a la gente. El pequeño filisteo trituraba el paquete, sacaba la manotadita de boronas y las tiraba dos filas hacia abajo. Luego cogía a patadas a la mamá, se le colgaba del pelo, y cuando caía, salía corriendo por las escaleras haciendo más lluvia de papitas. Un futuro hijo de puta.
Faiber, su amigo el
macaco, las ardillas empericadas, el pequeño Pol Pot. Casi me suicido. Me tocó
salirme a los 45 minutos. De verdad. Cuando vayan a Neiva, beban, vayan a
piscina, a rumbear, a termales. A cine, no. No boten la plata, no se expongan a que les tiren una rata entre un vaso de gaseosa.
Les mando un abrazo, gracias por leerme y nos vemos pronto en el blog de las
Historias Reales.
En su primera parte estoy de acuerdo, las instalaciones eran de lo peor , pero aun así por el amor a cine uno iba. en su segundo punto no estoy de acurdo,le toco un grupo de gente no acostumbrada al cine, en varias ocasiones he ido a cine a cinemark Neiva y he gozado de una excelente función, así que no generalicemos , No le demos tan duro al pueblito.....
ResponderEliminarTranquilo, pasa en todos lados. Una vez con mi novia nos metimos a pasar el pico y placa en Cafam Floresta y algún descriteriado metió a su hijito de 2 o 3 años,por supuesto el muchachito se aburrió y comenzo a hacer ruido, correr e importunar pero lo bueno fue que cuando yo pedí que callaran al mocoso resultó que el grosero era yo, que yo debía respetar al muchachito y bla bla bla... finalmente callaron al mocoso.
ResponderEliminarjajajajaja!
Eliminarpa q vea q si lo estoy leyendo y hasta le he comentado, esta vez no voy de anónima, sumercé quiere q rompa el romanticismo y va a tocar jaja... por favor!! las historias opitas son lo máximos!!! más!!! máaaaaas!!! hablando ají por javor!!!!!! morí de la risa, a mi me ha pasado lo mismo, es muy chistoso pero sí... la contestada del teléfono es incapable, siempre hay alguien a quien le parece q como q es normal... un beso, mechas.
ResponderEliminarJajajaja! Tengo un par por ahí. Las subiré con dedicatoria y todo <3
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