#2: "¡Cristian! ¿Usted fue que se empendejó o qué?"


Diciembre de 2002, año nuevo, Neiva. Estaba sentado en la barra, en semejante rasca, tomándome un alka seltzer, a punto de irme, cuando entre la gente, la vi. Siempre nos quisimos hacer la vuelta, pero nunca coincidimos: “ay, mira que estoy saliendo con fulano”; “oye, que mal, me acabo de cuadrar con sutana”.

La nena llegó bailándome, Cristo Redentor. Era en ese momento o esperar otro semestre de vacaciones. Le dije, hablándole en borracho: “¡uy muñecaaa! ¡Cómo ¡hick! estás de bellafff! ¡hick!”. Ella se limitó a seguirme bailando, también, en la inmunda.

Me di cuenta que tenía que pedirle YA el teléfono para llamarla al otro día, porque de verdad, es que no aguantaba y yo ya estaba más rascao' que nalgae' tullido. “¡Hick! ven, dame tu número… ¡hick!... número y yo te llamo ¡hick!”.

Me lo cosquilleó en el oído: “8756723”. “¿Cómo?”; “¡8756723! ¡Y llámame, no seas así, mira que me voy para Argentina este año!”. Saqué mi Samsung Blue. Tenía la pantalla rota. “Mierda ¿Y ahora?... ¡hick!”.

Me bajé de la silla, empujé a la nena, a los que estaban con ella y a todo el mundo, tropezándome hacia la puerta. Me fui, porque ese número no se me podía olvidar: “8756723, 8756723, 8756723”.

Me subí al taxi. Eran las 6 de la mañana. “Socio, lléveme a (8756723) ¡hick! Bosques de Tam... (8756723)”. Todo el trayecto hasta mi casa, con la cabeza sobre el brazo, el brazo sobre la ventana: “8756723, 8756723, 8756723, ¡hick!”.

Me bajé, entré a mi casa (8756723), busqué la agenda en la mesa del teléfono (8756723) pero no había un lapicero. “¡Mierda! ¡Se me va a olvidar! ¡Se me va a olvidar!”. Entonces, a este cerebro se le ocurrió la mejor de las ideas.

Borracho, me puse en cuatro y escribí el dichoso número en el suelo del garaje con un jabón de barra que había en el baño de abajo. Lo sujeté con ambas manos y restregué tan duro que lo dejé a la mitad. "¡Listo! ¡Yo no me varo es por nada!"

Subí a mi cuarto, me acosté. A eso de la 1 pm me levanté y lo primero que hice fue bajar al garaje. “Listo ¿Qué le digo? ¿La invito a piscina? ¿Unas politas? ¡Uuufff!".  Algo parecido: encontré a mi papá, con la manguera en la mano y un cúmulo de agua jabonosa resbalándose hacia la alcantarilla: “¡Cristian! ¿usted fue el que escribió un pocoe’ números aquí con un jabón cierto? ¿Usted fue que se empendejó o qué?”.         

5 comentarios:

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